miércoles, 24 de agosto de 2011

Un Clásico del puerto


Es poco lo que se puede agregar a un clásico y más aún un imperdible del puerto como el Bar Cinzano.

Puede que su carta de comida no esa de la más alta gastronomía o su oferta de bar mantenga el mismo tenor, pero este lugar con más de 100 años de historia, donde se confunde la historia más reciente de Valparaíso con su pasado más lejano, donde tu disfrutas el entorno, sus sabores, olores y atmósfera, que la edad de su personal y sus clientes, que son de lo más variopinto.

Aquí se escucha música que nunca pasa de moda, interpretada por trasnochados músicos de la bohemia porteña. La experiencia fue estimulada por deliciosos locos que comimos, un rico pernil y como no puede faltar en un lugar como este unos duraznos en cubos al jugo como postre.

Lo único que puedo decir, no puedes dejar de ir a Valparaíso sin pasar una noche en el Bar Cinzano.

La experiencia gastronómica de Valparaíso.


El puerto me trae encontradas emociones, ya que parte de mis raíces son de esa zona y porque he conocido casi todos los rincones de Valparaíso, en distintas circunstancias.

En el cerro La Concepción, es donde confluyen varios hotelitos, hoteles, restaurantes, paseos y lugares interesantes de recorrer. Sin embargo, hoy me voy a detener a contar mi experiencia en el Restaurante La Concepción, les puedo partir diciendo que es un lugar agradable, la restauración de la casona es digna de destacar, posee una bella vista que domina la bahía, pero con una cocina muy pretenciosa para lo que cobran, carece de sabor e intensidad.

Partimos con una sopa de Zapallo, tan vista en los restaurantes hoy en día, era lo que llamaba ese día de frío y lluvia en el puerto, pero no estaba a altura de lo que pretende el lugar, no estaba sabrosa y falta de carácter para llamarla cocina de autor.

Los platos de fondos ambos de carne una de res y otro de cerdo, no vale la pena que diga algo al respecto o que me detenga en describirlos, solo puedo decir que estaba bien, pero igual que la sopa ofrecían más de lo que eran las preparaciones puestas en la mesa.

Finalmente, concluyo mencionándoles que la experiencia fue pagar una cuenta como comer en París y no en Valparaíso, algo muy frecuente en esta zona.




Opera Café


Que lugar tan bien montado y bien servido, donde uno pude tomar un sabroso café acompañado de algo dulce o salado y siempre será atendido estupendamente.

 Es digno hijo del conjunto Opera Catedral.

Hemos ido varias veces, siempre a media tarde por una café y algo más, y siempre salimos con buen sabor de boca como dirían los críticos más radicalizados, ya que la armonía del lugar es casi prefecta, en el servicio del café y su pastelería y sanguche.

Totalmente recomendable.

El Cachafaz de patio Bellavista.


La mezcla de show de varieté y comida del lugar la resumo en pocas palabras, muy buen show digno de ver y recomendar en conjunción con una pésima gastronomía y lugar muy incomodo en general para el desplazamiento de los comensales y garzones.

Hay que ir a ver su show y sólo eso, ya que hasta la carta de tragos y vino es pobre, terminamos tomado Champaña tibia, nunca llegó una cubetera para poner a enfriar la botella.

 No vale la pena decir más.

La experiencia gastronómica del sudeste asiático


Hace mucho que quería ir a conocer este restaurante de comida fusión vietnamita - francés, logré coordinar previa reserva y fuimos a conocerlo. Francamente, dio lo mismo el tiempo que me demoré en probar esta comida, ya que en si el restaurante no fue un gran aporte a mi experiencia gastronómica.

La cena estuvo bien, de resume en un servicio normal y una comida bien preparada sin muchas pretensiones, pero nada que uno quede deslumbrado con lo que se presentó, todo lo pedido fue rico y sabroso, pero alejado de otras cenas vietnamitas que he probado, sé muy bien que llevan un concepto más bien bistró de la comida vietnamita, más bien una simbiosis entre francesa y vietnamita, considerando que Vietnam fue colonia francesa uno espera algo que llene los sentidos, pero no fue así  más aún si a esto le sumamos una atención de un garzón en un tonto poco gentil, termina siendo una experiencia poco grata.

Y otro gran detalle fue el contexto del lugar, donde muchos se caen, las mesas y la iluminación del restaurante solo se resumen en una sola palabra PÉSIMO.

Ya Salí de la  curiosidad  y me quede con un sabor de boca agridulce, es una gran lástima ya que esperaba más del lugar.

domingo, 22 de mayo de 2011

El cambio de casa del Restaurante “Fulano, Zutano & Mengano”

Ayer 21 de mayo en la noche, decidimos mi acompañante y yo ir al teatro en el sector de Bellavista. Salimos de casa tipo 20.00 horas rumbo a la compra de entradas, pero como llegamos temprano tuvimos tiempo y fuimos al Patio Bellavista a tomar una copa antes de entrar a la función. Todo estaba cerca, así que emprendimos marcha a ver el cambio de casa de “Fulano, Zutano & Mengano”. Nos sentamos en la barra y pedimos dos botellines de champaña Valdivieso, nos llegaron a la brevedad, pero un gran error de parte del gentil barman que nunca nos dijo que la champaña no estaba fría (y no sabe los mismo fría o caliente), un mal partir, pero ya estábamos con el tiempo en contra así que pedimos la cuenta y nos fuimos al teatro.

Saliendo del teatro nos encaminamos nuevamente al este restaurante con la idea de “picar” algo, nuevamente nos sentamos en la barra y el gentil barman, nos atendió nuevamente. Esta vez pedimos consomé de ave, estaba muy sabroso tal como lo preparaba las abuelitas de antaño, además lo pedía a gritos con el frío que hacía a esa hora. Luego nos llegó una tabla para compartir, llamada Cromagnon para dos, se componía de tres pocillos de greda cerdo, pollo y vacuno, los tres simples, sabrosos y justo en sabores. Acompañado de esta preparación venían unas papas chip con cebolla caramelizadas, muy rica. Un punto en contra a esta experiencia  fue que nunca llegó el pan, solo tostadas que no estaban calientes.

Pedimos para terminar un crême brulée para compartir, estaba sabroso aun cuando le haya faltado un poco de temperatura, pero lo peor fue el expresso a que otra vez caemos en lo mismo estaba frio. Un desperdicio ya que era ILLY, tan buen café y teniendo barrista que enseñan el arte del café , faltó supervisión en el servicio del café. A esto último solo puedo decir que no es la no es primera vez que me encuentro con café mal servido y debemos decir que un buen servicio del café es sinónimo de un buen final, de una rica cena.

Debó destacar del lugar la presencia de un helado de harina tostada, que nos llevaron en forma de gentileza. Hecho en casa y especial para las personas que tiene problemas con el azúcar,  porque este helado era parte de una surtida línea de postres con surculosa.

Finalmente, este es un lugar al que se debe ir más de una vez, es imperdonable no hacerlo. Yo ya había ido al del centro en su lugar original, y siempre me ha gustado este restaurante, creo que el cambio de casa ampliará su público y al situarse al interior de Patio de Bellavista cuenta con estacionamiento propio lo cual es muy importante a la hora de elegir un panorama gastronómico.

Dedo destacar el arquitecto que diseñó del lugar, el Sr.  Claudio Elfenbein, el cual diseña espacios de líneas sencillas, suaves y elegantes, pero cada uno con su sello particular, destacando de esta forma los referentes Olivalimón y  Cívico. Sobresalen  por otra parte los restaurantes  Astrid y Gastón, La Mar y Trantra, sólo que estos tres deben seguir el línea constructivas y gastronómica de su casa matriz en Perú, porque cuando se conoce los restaurantes en Lima te das cuenta que son similares a s los de Madrid, Ciudad de México y Buenos Aires.  

Como lo leyeron todo bien hasta aquí, recomendable a mi parecer, lo único malo fue el frio que entraba por la puerta principal, donde nosotros estamos sentados.

La experiencia de ir al Restaurante "Entre Tongoy y Los Vilos"

Ayer partí en esta nueva experiencia de ir plasmando mi vivencia de salir a comer y visitar tanto bares como restaurantes, dejando de esta forma por escrito, las sensaciones y sabores que recibida en cada visita.



Ayer sábado 21 de mayo del 2011, fuimos con mi compañero de ruta a este restaurante ubicado en la comuna de Ñuñoa, yo no de buena gana fui, pero en fin hay que ver y conocer de todo para poder escribir la respecto. Lo primero a destacar del lugar fue  lo gentil del personal de garzones, pero con la salvedad que no éramos más de 5 mesas al almuerzo, como les iba diciendo el personal fue gentil y presto a lo que uno preguntaba y solicitaba. Los restaurantes de calle nunca tienen tanto público un día sábado menos a la hora de almuerzo, no así los de “mal”, que ya hablaré en su momento de estos, ya que son todo un mundo aparte de la gastronomía local.



Pedimos una paella y un congrio a la plancha con ajo, de este último nuca sentí el sabor del ajo y su acompañamiento de arroz con pimientos no tenia gusto a nada, fue una lástima ya que el congrio siendo un pescado de tan buen sabor y de rica textura, no le sacaron el provecho para hacer de esta preparación un rico plato, como se leía en la carta por lo menos. Mi compañero pidió una paella, solo decir que varios de los ingredientes estaban fríos, ósea en el montaje del plato no lo hicieron bien y no se preocuparon de ver que todo estuviese caliente, al igual que el plato anterior en la carta de leía apetitoso pero llegando a la mesa una lástima.



Previo a esto pedimos unas machas la parmesana, estaban sabrosas, pero como es un recurso  tan explotado en estos tiempos, cada vez son más chicas las pobres machas, solo esto salva la vista a este restaurante.



Finalmente el café, llegó chorreado, en ambas tazas. Lo que no debe ser....





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